domingo, 8 de enero de 2012

Purgatorio


Pintura Alexiart
http://alexiart.blogspot.co.uk/
    Un día ocupo aquella esquina. Piel oscura, biblia en mano, y el optimismo exultante en su rostro, incluso allí donde la humedad parecía tener su guarida. Nada doblegaba su paz interior. Siempre aquella melodía delataba su proximidad tarareando su continua oración. Uganda decía ser su cuna e infierno, aquella esquina su purgatorio y Jakin su nombre. Confesaba no parar de cantar porque alimentaba su espíritu, acompañaba su soledad y esquivaba el hambre. Siempre su sonrisa, ¡buenos días señor!, ¡buenos días señora!,  ¡guapo niño!, entrelazaban el saludo y los versos. Nunca pedía nada, ofrecía, ayudaba al anciano, sujetaba al can mientras su dueño hacia las compras, otras veces con una vieja escoba limpiaba su espacio. Cualquier caridad agradecía, una barra de pan, una prenda de abrigo o calzado, libros que limpiaba y conservaba temiendo olvidar lo poco que aprendió a leer. No entendía el idioma, pero le dolía que se deshojaran en el suelo.
Pasaron siete días sin sus plegarias, la suciedad encontró acomodo en su esquina, los libros enmohecían, todos se preguntaban, otros imaginamos lo peor. Pero el octavo, al alcanzar la esquina, su voz más contundente dirigía la plegaria al cielo. No fue necesario preguntar, paró su canto, enfatizo su sonrisa, y humedecidos sus ojos dijo. ¡He sido papá!

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